lunes, 28 de febrero de 2011

Marketing del Producto y RSE (2)

La interacción del Marketing con la Responsabilidad Social Empresarial está dando lugar a un nuevo tipo de Marketing que, algunos, denominan “Antimarketing” porque no resalta, exclusivamente, las ventajas o beneficios del producto, sino que incide en aquellas otras características del mismo que pudieran considerarse negativas o perjudiciales para la empresa que lo comercializa.

El Marketing actual debe priorizar dos aspectos básicos: el respeto a los derechos de los clientes y la preservación del Medio Ambiente. Por ello, este tipo de Marketing pretende evitar todos los inconvenientes que la fabricación o utilización del producto pudiera causar, principalmente en el entorno ambiental y en la salud del consumidor, así como informar al cliente acerca de los posibles efectos perjudiciales del mismo.


Veamos cada uno de los aspectos que es necesario considerar desde una óptica de producto responsable.

1.- FABRICACION DEL PRODUCTO

Las empresas están redefiniendo sus productos con una visión de Marketing Responsable, lo que está afectando a la forma de fabricación y a la calidad y logística de las materias primas utilizadas.

Se están implantando sistemas productivos que contribuyen a la conservación del Medio Ambiente, especialmente por la reducción de las emisiones de residuos contaminantes, y al ahorro energético y de agua.

Igualmente, se aseguran que las materias primas que intervienen en el proceso de fabricación provienen de fuentes sostenibles que no provocarán, a medio y largo plazo, catástrofes ecológicas.

Por otro lado, hay un movimiento, a nivel mundial, cuyo objetivo es la erradicación del trabajo infantil y el establecimiento de mejoras en las condiciones laborales, en especial en aquellos países del denominado tercer mundo en los que no existe ni legislación al respecto, o es muy laxa, ni organizaciones sindicales que defiendan al trabajador.

Es un hecho habitual, en las empresas occidentales, proceder a la deslocalización de su producción hacia este tipo de países, con el objeto de reducir sus costes operativos. En estas naciones, por lo general, las jornadas laborales son muy superiores a las de las compañías radicadas en Europa, los salarios son sensiblemente inferiores, se les exige a los trabajadores altos niveles de productividad y las condiciones sanitarias y de seguridad son inexistentes.

A este tipo de centros de trabajo se les denomina “talleres del sudor”, sweatshops, y, debido a la crisis económica, se están empezando a detectar, con demasiada frecuencia, en los países occidentales inmersos en la llamada Economía sumergida.

2.- ETIQUETADO

Las empresas se están esforzando en aportar a sus clientes información exhaustiva acerca del impacto que sobre la Sociedad y sobre el Medio Ambiente tienen sus productos y sus procesos de fabricación.

Esto no ha sido, salvo honrosas excepciones, fruto del interés unidireccional de las compañías, sino que, más bien, es el resultado de la presión ejercida por las organizaciones de consumidores en su exigencia de mayor transparencia informativa.

Como consecuencia de esta presión o de la asunción de la filosofía de RSE por parte de las organizaciones, se están implantando programas de etiquetado que aportan información de interés para el cliente, especialmente referida a aquellos aspectos que los Estudios de Mercado señalan como los de mayor preocupación para el comprador.

En este contexto se están generalizando los Sellos de Garantías Sociales y Medio Ambiente, reconocidos internacionalmente, y que certifican que los productos a los que se refieren han sido fabricados de acuerdo con unas ciertas normas y principios establecidos y homologados.

Algunas de estas certificaciones más populares son el Fairtrade Labelling Organitations, FLO, para productos de Comercio Justo, la Etiqueta Rugmark que garantiza que no se ha utilizado mano de obra infantil en las alfombras fabricadas en India, Nepal y Pakistán o la Forest Stewardship Council, FSC, para madera, que garantiza que se ha obtenido de bosques explotados de forma sostenible.

Por: Javier Barranco Saiz
Fuente:
www.tendencias21.net Imprimir artículo

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